Si de algo no tenemos dudas es de que el cambio climático, tal como lo conoce el común de la gente, está acechando hace tiempo. Mucho podemos decir de él: científicos de todo el planeta han debatido sobre éste tema y han creado teorías, muchas veces puestas en práctica, sobre como tratarlo y combatirlo. Si bien «combatir» es una palabra que no cabe a estas alturas, sí podemos hablar en éste caso de modificar ciertas prácticas humanas para favorecer la lenta transformación climática que tantos desastres provoca y provocará.
Las consecuencias del cambio climático, unas positivas (aunque no lo crean) y otras negativas, interactúan entre sí. Por ejemplo, sabemos que en algunas zonas de Indonesia será beneficioso el aumento de las lluvias, pero, en contrario, se producirá un incremento de la erosión del suelo de entre el 14 % y 40 %, altamente perjudicial para la agricultura de la región… Si seguimos el lineamiento, en Europa, sobre todo en los países nórdicos, los efectos del cambio climático serán más moderados según los expertos en el tema, ya que en dichos países las medidas tomadas en contra de la mutación climática se han implementado de forma seria y se han respetado hasta hoy en día.
Entre los diversos factores que contribuyen al cambio climático encontramos el más famoso de todos: la contaminación atmosférica. Si tuviéramos que dar un ejemplo de ello nos podemos remitir a la contaminación por parte de la industria química, que a aumentando notablemente en los últimos años, utilizando sustancias nocivas para el éter.
Creemos que ha llegado el momento de que la sociedad entera reconozca que las necesidades de un medio ambiente saludable, a saber: aire limpio, agua limpia, suelos no contaminados y ciudades decentes, deben ser tenidas en cuenta y ser respetadas. Siempre entran en juego las decisiones políticas, sobre todo de las áreas dedicadas en cada sector del gobierno al cuidado del medio ambiente, como lo son los Ministerios de Salud Ambiental, que suelen reaccionar ante la catástrofe pero no hacen mucho para prevenirlas.
El cambio climático, puede hacer desaparecer maravillas de la naturaleza que se han forjado a los largo de siglos de dura climatología.
Solamente una autoridad única, guiada por los más cuidadosos estudios ambientales, inspirada en un enfoque integral y que cuente con la autoridad necesaria para llevar a cabo una acción responsable, puede utilizar todas las políticas disponibles. El cambio climático es «enemigo» del hombre en tanto que manejarlo es casi imposible. Lo importante no es combatir los desastres provocados por él sino atacarlo desde todos los frentes posibles para no volver a definirlo como «enemigo».