La salida es desde el puerto de El Pireo de Atenas. Viernes, sábado y domingo, y cuando el astro sol el lunes asoma de nuevo, a puerto. Una escapada turística, pintoresca, arquitectónica y por que no decirlo abiertamente, gastronómica por algunas de las diferentes islas de Grecia y Turquía. Todo de la mano de una tripulación que en cada momento se desvive con el pasajero.
Cuando el barco suelta amarras, el timón dirige a éste rumbo hacia la la isla de Mikonos, a 94 millas de la capital griega. La isla de las Cicladas es la menos abrupta de todas, con sus colinas rocosas que junto con las encantadas playas caracterizan un entorno nutural.
Los yates de lujo y los barcos de pesca se alternan armoniosamente en el puerto de Mikonos, delante del distinguido frente de la costera Hora, presentando una imagen cambiante de aldeas en el mar Egeo.
La isla se extiende en dimensiones niveladas y presenta una indisoluble solidez y coherencia. Las casas son cúbicas y de un puerto color blanco con peldaños, puertas y ventanas de madera, balcones de colores intensos, iglesias pequeñas pero lujosas, tabernas pintorescas, tiendas de arte popular, que adornan las calles encaladas, dando la impresión de un espacio interior.
Uno de los lugares más fotografiados y pintorescos de Hora es la pequeña Venecia. En la ligera elevación del Kastro (castillo) se halla el conjunto de iglesias de Paraportiani, creado a lo largo de siglos, y reconocido como monumento nacional. Tienen un especial interés pintoresco y monumental las casas medievales del Kastro que se erigen encima del mar formando, al oeste, una muralla.
Como no podía ser de otra manera, sus playas son excelentes, de arena dorada, entre ellas las de Agios Stéfanos, Psarán, Kalafatis, Platisgialís, Ornís, Eliá, Pónormos, Paradise y Sujer Paradise.
Mikonos presenta una vida intensa tanto durante el día como por la noche. Hay también lugares solitarios para los que quieren una estancia tranquila.
Para los amantes de los souvernirs, decir que Mikonos ofrece tejidos, joyas, y objetos de arte popular a unos precios muy asequibles.
La gastronomía autóctona de la isla presenta, entre otras especialidades, el kopanisti (un plato basado en queso de fuerte sabor), la amigdalotí (dulce de almendras) y como bebida, el sumadí, elaborado a base de almendras.
En Kusadasi, puerto perteneciente a Turquía, entre otras actividades turísticas, se puede callejear tranquilamente, comprar joyas y bisutería, aunque siempre hay que practicar el arte del regateo.
Desde este punto se recomienda realizar durante el periodo de tiempo que permanece anclado el barco, una excursión organizada por éste, o contratar los servicios de un taxi hasta la vieja metrópolis de Éfeso (distancia 15 kilómetros) y visitarla, así como también hacer lo propio con la Casa de la Vírgen María (muy cercana de Éfeso), lugar éste donde paso los últimos días de su vida.
Otra de las islas donde atraca el crucero es Patmos. A Patmos se la conoce como la Jerusalén del Egeo. La importancia religiosa se remonta a la llegada de san Juan en el año 95 de nuestra era, y a la fundación del monasterio que lleva su nombre en 1088.
La Cueva del Apocalipsis es donde san Juan tuvo la visión del fuego y el azufre y dictó la Revelación a su discípulo Prócoro. En este punto, el visitante puede fotografíar la roca en la que el santo escribió el libro y la marca de donde dicen que éste reposaba la cabeza. Existen pinturas murales del siglo XII e iconos de 1596 de san Juan y el beato Christodonlos.
Desde Skíla, un antiguo camino empredrado se enfila hasta el monasterio de san Juan, que corona Chíra. Las visitas panorámicas de Samos e Icaria compensan con creces la ardua ascensión.
Chíra, joya de la arquitectura bizantina, es un laberinto angosto de callejones con más de 40 monasterios y capillas. Muchas de las casas lucen en las ventanas las típicas “mantimata”, y molduras decoradas con una cruz bizantina.
A lo largo de los sinuosos callejones, algunos portales se abren a vastas mansiones de capitanes de navío, construídas para, en su época, mantener a raya a los piratas.
El monasterio de san Juan, perteneciente al siglo XI, es uno de los lugares más venerados del orbre cristiano. Es, también uno de los más ricos e influyentes de Grecia.
Las torres y los contrafuertes lo asemejan a un castillo de leyenda, pero fueron construídos para proteger sus ingentes tesoros religiosos, que hoy son la atracción principal de miles de peregrinos y turistas. Patmos es la isla sagrada para los ortodoxos y para los cristianos del este.
Heraklion tiene una superficie de 8.261 km2 y unos 110.000 habitantes, de los 500.000 con que cuenta el conjunto de la isla. Heraklion tiene mucha historia ya que data de la era Neolítica, de esto hace 7.000 años. Bajo la regla veneciana, en el siglo XIII, se conocia como Candiala, capital de los territorios del Egeo.
El Palacio de Knosos era la residencia y sede del rey, de los dignatarios y del Clero. Era un centro administrativo y económico y tenía el mismo carácter sagrado. El patio central de este palacio se divide en dos alas: la occidental A, donde están los santuarios y las estancias estatales, y la oriental B, donde se encuentran las viviendas y los talleres de la época.
Este palacio fue construído alrededor del año 1900 a.C., y fue destruído por un terremoto en el año 1700 a.C., reconstruiéndolo de una manera total y rápida. Las ruínas restauradas que se ven hoy son casi todas pertenecientes al segundo palacio. El punto principal del palacio es el vasto corredor alineado de norte a sur sobre el que descansan las áreas más importantes de éste. Los frescos originales están expuestos en el Museo Arqueológico de Heraklion.
A lo largo de la visita se descubre el patio occidental, los depósitos sagrados, la habitación del suroeste con columna y cripta, parte de los propeleos del sur con los cuernos sagrados, la vista parcial de Knosos, grandes vasijas, el ritóforo (portador de ritones), la sala superior de ceremonias del ala occidental, la sala de copias de frescos y la pintura de el principe de los lirios (copia).
La artesanía que ofrece la isla de Creta son las alfombras, los iconos religiosos, la ceramica y las joyas. La gastronomía autóctona presenta a mesa el volvi (bulbos de iris al horno en aceite de oliva y vinagre), el chorino viritiko (chuletas de cerdo), el saligaria (caracoles en salsa de tomate), la salata kritiki (ensalada de cresson), la bongatsa (plato a base de hojaldre dulce), la syca metyri (higos en queso), y el lonkoumades (pequeños donuts fritos). Como bebidas más habituales: el gentilini (vino blanco) y el raki (bebida local).
Santorini es la isla situada sobre una cornisa y colgada sobre el mar Egeo. Vista desde una pan?ramica, la que ofrece el crucero, parece que sea una visera del monticulo superior de la abrupta isla.
Para acceder a la ciudad principal de Santorini, Thira, se puede hacer mediante un teleférico (coste 4 euros por trayecto), o montado a los lomos de los burros que realizan el ascenso por las anchas escaleras (mismo precio que el teleférico), y por supusto, a pie por la colina, una labor ardua y cansina.
El nombre de Santorini fue dado a la isla por los venecianos, quiénes llegaron aquí en el siglo XIII y el nombre viene de su patrona, santa Irene. Fue destruída alrededor del año 1400 a.C. por un enorme terremoto y una despiadada erupción volcánica. Santorini es una espectacularidad, con sus pueblos blancos colgando en las capas volcánicas en la montaña sobre las playas de arena negra.
La capital de la isla es Thira, ésta se encuentra frente a la caldera, y los hoteles, bares y cafeter?as ofrecen vistas panorámicas espectaculares, especialmente al atardecer.
Las compras más aconsejables son: joyas, cerámica local, ropa de lana y punto bordado a mano. Los platos autóctonos tienen como protagonistas a: pseftokeftedes (bolas fritas de tomata, cebolla y pan), y helitimia (hojaldres de queso y miel).